

A la parte de nosotros mismos que puede no hacer nada, la única que de vez en cuando para, que dice que sueña y luego despierta; a la parte más pequeña, que ni siquiera existe, que cree que vive y que lo hace desde dentro pero que sea lo que sea está separada del resto, por un velo imaginario, invisible, risible, la llamamos yo y nos confundimos del todo.
Todas las razones
son verdad o al menos
tanto
como el resto
Impera
la violencia.
Sólo pueden ser árboles
quienes nacen
a los pies
de los pájaros
No,
no soy poeta.
Nunca he querido serlo
(qué vergüenza)
Mi problema siempre ha sido
más bien el contrario;
haber nacido
más poeta
de lo que uno quisiera
He recorrido un largo viaje para contaros esto: Esta mañana he escuchado un chasquido bajo mis pies y he caído al vacío; me he desprendido desde las ramas más altas de una higuera, serrucho en mano. Ya de camino al suelo he pensado que había expresiones de uso común que describían justo lo que me estaba pasando y luego, en reunión con la tierra, he recordado lo que dijo Calasso que Dioniso hacía con las ramas de higuera. No se me ha ocurrido pensar que quizás no era éste el proceso mental más adecuado, hasta que he escuchado los gritos de mi compañero, alarmado por mi ausencia de movimiento. Viva la literatura, y lo que ha hecho de mi cabeza.
(de un incidente ocurrido en febrero de 2015)
Dios no existe
tal es su grandeza
Donde hay Dios
no caben más
que dos
y yo
no soy
Dios
pero alguna vez
he despertado divino
Yo no soy
Dios
pero me gusta jugar con la idea
Dios lo es todo
y nada
puede hacerse
Me temo de mí
Todo queda en el pasado
Imagina qué desastre